Es considerada por muchos la primera militante feminista argentina. Escribió el primer compendio de Historia argentina, autora de novelas históricas donde denunciaba la situación de los más postergados de la época, la infancia y las mujeres. Poeta y gran oradora se predisponía siempre en reuniones callejeras hablando y denunciando las opresiones de la época.
A los 20 años Juana Manso, emigra a Montevideo por las persecuciones que su familia recibe durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. En 1841 en dos habitaciones de su casa funda el Ateneo de las Señoritas en Montevideo donde enseñaba a las jóvenes y señoras del Uruguay, aritmética, lectura, labores, el cuidado de los modales de las damas, lecciones de moral, gramática, francés, piano, canto y dibujo. José Mármol, su amigo, la insta a escribir en diarios regionales y publica semanalmente poesías bajo diferentes seudónimos. En 1842 tuvo que exiliarse nuevamente, esta vez en Brasil. Allí publica historias y tratados filosóficos, pero la difícil situación económica hace que en 1843 regrese a Montevideo, pues es nombrada directora de una escuela de niñas. Publica las poesías “Una tumba” y “Una lágrima para ella” en El Nacional y un Manual para la educación de niñas. Contrae matrimonio con Francisco de Saá Noronha, un violinista que la hizo incursionar por giras en Estados Unidos, Cuba y Brasil. Junto a su esposo, escribió obras teatrales (La Familia Morel, A Saloia, A Esmeralda, Rosas) obteniendo varios éxitos. El 4 de enero funda, dirige y redacta, el Periódico ‘O Jornal das Senhoras’. Publica artículos sobre la emancipación de la mujer, contra el racismo y la esclavitud, partituras, poemas y crónicas de viaje. En 1854 funda en Buenos Aires el semanario ‘Álbum de Señoritas’. En 1959, Mármol le presenta a Sarmiento, ambos coincidían en promover las escuelas públicas y mixtas y cuando Sarmiento fundó la Escuela Normal Mixta Nº1, Manso fue nombrada directora . También fue la principal contribuyente de los ‘Anales de la Educación’, publicación creada por Sarmiento para difundir nuevos planes de enseñanza. En ellos Manso postuló el aprendizaje basado en la observación y la reflexión, el respeto a las necesidades y grados de maduración del niño, base de la enseñanza pública adquirida por todas las escuelas del mundo. En 1862, escribió el Compendio General de la Historia de las Provincias Unidas del Río de La Plata, primer manual de historia con lenguaje sencillo para los primeros años de enseñanza.
Durante 1864 crea con Eduarda Mansilla el semanario «Flor del Aire», teniendo a su cargo la sección “Mujeres Ilustres de la América del Sud”. En él rescató la vida de mujeres que lucharon por la independencia y libertad como la Alférez Manuela Pedraza, la Teniente Coronel Juana Azurduy y Encarnación Sanguinet de Varela. También escribió el drama teatral «La Revolución de Mayo de 1810», y el relato «Margarita», en donde reflejaba la hipocresía de las relaciones de pareja en el siglo XIX. En 1865 escribe “La escuela de Flores”, en el que critica duramente a los gobiernos latinoamericanos por no destinar los fondos suficientes a la educación.
Con Sarmiento como presidente, fundó 34 escuelas con bibliotecas públicas. Junto a esto introdujo el inglés, las planillas por asistencia, la realización de concursos para los puestos directivos, promovió un proyecto de profesionalización docente en la legislatura de Buenos Aires. Distribuyó Los Anales, fue la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas en 1869. En 1871, fue incorporada por Avellaneda en la Comisión Nacional de Escuelas, siendo la primera mujer que ocupó ese cargo.
Por su condición de mujer los diarios y publicaciones la atacaron constantemente, hasta el punto de denigrarla nombrándola con epítetos salvajes. Esó amedrentó su salud. Enferma y cansada muere a los 55 años y sus restos descansan en el Panteón del Magisterio en el Cementerio de la Chacarita. La poetisa Juana Manuela Gorriti despidió sus restos y en su oratoria aclamó «Juana Manso gloria de la educación, sin ella nosotros seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas. Ella es el ejemplo, la virtud y el honor que ensalsa la valentía de la mujer, ella es, sin duda, una mujer».