Desde sus 12 años, se unió a la lucha por que los ngäbe y buglés tuvieran su propia comarca. Ahora ella aspira a ser la primera cacique mujer que gobierne a este pueblo indígena.
La elección para escoger el nuevo cacique de la comarca Ngäbe Buglé debe hacerse en la segunda semana de enero de 2011.
El 26 de febrero del presente año se conformó la comisión de nueve personas (tres por cada región que conforma la comarca Ngäbe-Buglé), que trabajará en conjunto con el Tribunal Electoral para gestionar la logística de este torneo electoral; además les compete anunciar cuándo comenzarán a recibir la propuesta de los postulantes.
Alguien que está a la espera de este llamado es Silvia Carrera Concepción, la primera mujer que se atreve a hacerse candidata a cacique general en la comarca Ngäbe Buglé, desde su creación en 1997.
Currículum vítae. Su belleza no pasa inadvertida; con su porte orgulloso, rompe con el estereotipo de mujer indígena sumisa. Silvia Carrera Concepción nació, fue criada y vive en Alto Laguna, en el corregimiento Cerro Pelado, en el distrito Ñurum de la comarca Ngäbe Buglé, comarca que tiene el mayor índice de mortalidad infantil (55.4%) en el país. A los 12 años se integró al movimiento que lideraba Camilo Ortega, que luchaba porque los ngäbe y los buglé tuvieran su comarca. A sus 13 años alumbró su primer hijo, Bernardo Jiménez Carrera, y a los 18 años dio a luz a Sixto Jiménez Carrera. A los 19 años, se separó de su marido.
La resolución de Silvia Carrera fue trabajar la tierra. Sembraba yuca, ñame, otoe, arroz, frijoles, maíz, para alimentar a sus hijos. Y no dejó de militar en el grupo indígena de Ortega, a sus compromisos ella cargaba con sus hijos. Para esta madre fue prioridad enseñarle a sus muchachos que “es importante luchar por nuestros derechos, pedir que nos respeten”. En aquellas reuniones, dice, su hijo mayor aprendió a ser un joven líder. Bernardo Jiménez Carrera, de 27 años, es comisionado de derechos humanos indígenas y está en segundo año de la licenciatura en derecho y ciencias políticas.
“Tengo que hablar con ejemplos. Si esos niños se los dejo al padre, usted no ve a esos muchachos [como están], yo los eduqué, puse todo por todo, y no solo yo, muchas compañeras en la comarca hemos ejercido como padre y madre”, dice Carrera.
Predicando con el ejemplo. Viendo la necesidad de sus iguales, decidió conformar el grupo Organización de mujeres, en 2001, donde cada una creaba sus artesanías -collares y pulseras hechos con chaquiras, naguas o sombreros- y luego organizaban una feria para vender los productos. De cada producto vendido, la creadora podía quedarse con la tercera parte de la ganancia y el resto debía ir al fondo común que sirve de caja menuda, así cuando alguna de las integrantes tiene un hijo enfermo o necesita comprarle algo para la escuela, puede solicitar un préstamo.