Las inquietudes, objetivos y obstáculos que percibe la mujer peruana para su desarrollo en los siguientes 20 años -comparados con las dos décadas precedentes- han sido compilados en un estudio de CENTRUM Católica, cuyo principal hallazgo ha sido el rol de la educación como determinante para cumplir con las expectativas de este sector de la población.
En 14 regiones del país, unas 405 mujeres de diversas procedencias socioeconómicas “reconocen que el principal obstáculo para todas sus expectativas es la educación, aquella que han podido recibir o que quisieran recibir”, indicó Beatrice Avolio, directora académica de CENTRUM y editora del libro “La Mujer Peruana: Evolución y Perspectivas para su Desarrollo Futuro”.
La falta de educación se percibe como un elemento que truncará no solo su desarrollo económico, sino también el de sus hijos. “La educación en varios sentidos: no encuentran calidad en ella, no tienen acceso si están en una zona donde no la hay o solo pueden completar la primaria y, si quieren más, tienen que migrar, pero no pueden porque tienen hijos”, detalló Avolio.
Otro de los hallazgos que la catedrática resaltó fue el protagonismo que los hijos, incluso por sobre la pareja, tienen en la vida familiar de la mujer. Así, todas aquellas que tienen hijos desean que ellos sean “mejores” en términos educativos. “No es una novedad, pero es impresionante la cantidad de respuestas que obtuvimos de ese tipo”, detalló.
Para el caso de las mujeres solteras, la familia es un elemento más en un cuadro de otras prioridades. “Desean tener una casa, realizarse como mujeres, tener horas de entretenimiento, ser educadas, viajar, acceso a áreas deportivas —dijo Avolio—; no excluyen el concepto matrimonio-hijos, pero está dentro de una lista de otros deseos personales”.
“La cantidad de casos de violencia familiar, en diferentes niveles, es un reclamo tremendo de la mujer porque no tiene respaldo de ningún tipo”, advirtió la especialista. “La atención no solamente tiene que ir a su creciente participación económica, sino hacia la equidad de roles, económicos y familiar.
La violencia significa una falta de equidad de géneros fundamental”, agregó.
Por otro lado, el estudio revela que el abanico de expectativas de este género disminuye drásticamente en las regiones con mayores niveles de pobreza. Avolio dio un ejemplo: “Si les preguntas qué desean en la vida, dicen que solo quieren que sus hijos acaben la primaria. ¿Qué más aparte de eso quieren? ‘Pues nada, ¿qué más hay para desear?’, responden”.