A lo largo del informe se presenta una actualización estadística de la situación laboral de las mujeres para el período 2009-2010. ‘Se verifica la persistencia de factores estructurales y estructurantes de las inequidades entre mujeres y varones en el mercado de trabajo, y de la insuficiencia de las políticas activas desarrolladas hasta la fecha. Lo que ratifica la necesidad de políticas que ataquen las causas más profundas de dichas inequidades’, dicen las autoras.Estela Díaz, coordinación – Nora Goren, investigación – Ursula Metlika, colaboración especial – Centro de Estudios Mujeres y Trabajo de la Argentina
Las principales características detectadas son: La brecha de participación laboral entre varones y mujeres es de 25PP. Entre varones de los quintiles más bajos y más altos de ingresos es sustancialmente menor a la que sucede entre las mujeres. Los ingresos al igual que los niveles de instrucción alcanzados actúan como inhibidores de la participación laboral femenina. La contracara de la tasa de actividad es la tasa de inactividad: El 50,9 por ciento de las mujeres se mantienen en la inactividad, mientras entre los varones esa cifra desciende al 24,2 por ciento.
Cuando observamos la brecha de participación laboral según edad/sexo se verifica un compartimiento similar entre jóvenes, y un crecimiento de la brecha de participación entre los 25 a 65 años, llegando hasta los 30 puntos porcentuales mayor para los varones.
Un cambio significativo del período fue el descenso de la tasa de participación femenina en dos puntos porcentuales en las mujeres con secundario completo, entre las más jóvenes y las del quintil más bajo de ingresos. En estos casos es necesario cotejar estos datos con otros indicadores, suponemos que pueden estar funcionando los programas como la AUH y los relacionados con terminalidad educativa.
La correlación entre participación laboral y posición en el hogar presenta como dato sobresaliente que las menores brechas de participación entre varones y mujeres se ubican entre los hijos/as, 14 PP. Mientras que las brechas se incrementa entre los jefes/as y cónyuges/parejas a 30 puntos porcentuales. Las mujeres jefas participan en un 53%, los varones lo hacen en un 80%.
Las mujeres y varones presentan las mismas pautas de comportamiento respecto a la participación laboral en cada una de las regiones NOA, NEA, CUYO, PAMPEANA Y PATAGONICA. Las regiones más pobres que se encuentran al norte del país registran menores tasas de participación laboral tanto de mujeres como de varones. La TA femenina en Gran Resistencia, Formosa, Santiago del Estero es de 39,2% frente al 51,3 en el GBA . Las mujeres que han disminuido su participación en el mercado laboral son las que residen en el GBA, Cuyo y Zona pampeana. Este dato geográfico puede estar ratificando el tema de la relación entre otros programas sociales y retiro del mercado laboral.
En relación al desempleo se destaca que la tasa de desocupación durante el período 2009-2010 disminuyó un punto porcentual. Esta disminución se observa entre los varones no así entre las mujeres. Entre las mujeres la desocupación disminuye en 0, 6 puntos, mientras que entre los varones disminuye en 1, 1 PP. La estructura del empleo no presento grandes modificaciones. Persistencia de patrones culturales y estereotipos de género que siguen segmentando la demanda y oferta laboral para mujeres y varones. La no registración no presentó cambios en el último período. La subocupación horaria sigue siendo significativa entre las mujeres –incidencia en las brechas salariales.
La mayoría de las mujeres trabaja en puestos de baja calificación ocupacional (no calificado y operativo) y se encuentra en una situación de desventaja con respecto a los varones que se desempeñan mayoritariamente en tareas operativas. En este último período las mujeres han disminuido su participación en puestos de tipo operativos habiendo sido absorbido por puestos no calificados y profesionales. El no registro de las mujeres es mayor que el de los varones. Hallándose en el 2010 el 68,0% de los varones asalariados registrados frente a un 61,1% de las mujeres. La subocupación horaria sigue siendo una característica marcada de la presencia femenina en el empleo. Casi la mitad de las mujeres asalariadas -45,6/45,9- trabaja menos de 35 horas semanales, mientras que los varones con esas características alcanzan el 21%/20,9%.
Por último cabe destacar que las remuneraciones mensuales de las mujeres se sitúan en un 24,6% debajo del ingreso percibido por los varones en el 2009 y para el 2010 esa brecha salarial es del 25%. Las mayores brechas salariales entre varones y mujeres se encuentran entre quienes alcanzaron niveles educativos inferiores a secundario incompleto. La brecha disminuye a medida que aumenta el nivel de instrucción.
En un contexto más general de mejora de indicadores socio-laborales se destaca que la aceleración operada en el crecimiento de la participación laboral de las mujeres durante la década del 90 , a partir del año 2003 se estabiliza, asemejándose al comportamiento de la tasa de actividad masculina. A lo largo del informe se verifica la persistencia de factores estructurales y estructurantes de las inequidades entre mujeres y varones en el mercado de trabajo, y de la insuficiencia de las políticas activas desarrolladas hasta la fecha. Lo que ratifica la necesidad de políticas que ataquen las causas más profundas de dichas inequidades. La inclusión de la dimensión de género es fundamental en este sentido, no sólo para verificar diferencias y asimetrías entre varones y mujeres sino fundamentalmente para comprender el conjunto del mundo del trabajo, como espacio que sigue siendo a pesar de las profecías apocalípticas, el lugar de la realización, el desarrollo e inclusión de las personas.