¿Qué tiene que ver la globalización con las políticas de género? Rosi Braidotti, Sonia Montaño, Virginia Vargas y Virginia Guzmán expusieron muchas de las claves con la moderación de Jeanine Anderson, en la primera mesa del Congreso organizado por el Área de Género de Flacso. Había gran expectativa por la exposición virtual de la filósofa feminista Rosi Braidotti que dice que la sociedad retrocede y que lejos de flexibilizarse va hacia una creciente rigidez de las fronteras.Había gran expectativa por la exposición virtual de la filósofa feminista Rosi Braidotti que dice que la sociedad retrocede y que lejos de flexibilizarse va hacia una creciente rigidez de las fronteras y la reterritorialización de las identidades por lo cual es el turno de actuar.
Braidotti, aunque no compartiera el calor de la sala donde se la escuchaba, no defraudó. De territorios, patriarcados y espacios propios hablaron también las representantes del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán -Virginia Vargas-, o las de Cepal en Chile – Sonia Montaño y Virginia Guzmán. De desmontar las realidades y de cómo las palabras pueden ser liberadoras, pero también pueden secuestrarse. Dice Vargas que el feminismo latinoamericano nació en las calles y desde allí llegó a la academia y Guzmán que hay que desordenar el estado de las cosas para construir otras realidades.
Más tarde, Liliana Acero – Universidad de Río de Janeiro- hablará de los abusos de la ciencia, de los lineamientos bioéticos, de los ensayos de células madre, de las donantes mujeres en países del tercer mundo y de qué manera el género y la equidad deben ser un escudo para protegerlas.
Marisa Belausteguigoitía –Pueg-Unam, México- se centra en la interculturalidad y en cómo nos situamos frente al otro, al distinto y al desafío de crear puentes que instiguen la réplica desde la fragilidad del contacto con los demás. Habla de cárceles y de mujeres acusadas o sitiadas por el aborto, de mujeres urbanas y de indígenas, de la urgencia de pasar de una transcripción lineal a una lectura en red y colectiva. De pasar de la interculturalidad a la intraculturalidad y del respeto a la réplica.
Epsy Campbell Barr –Instituto afrodescendiente de Costa Rica- habla de la América diversa aunque en la cúpula la pirámide no estén “los distintos” y que en la base estén “las pigmentadas”. Dice que el racismo es estructural y sexista y que el hecho de que no se asuma así hace muy difícil desmontarlo. ¿Quiénes son las diversas y según qué patrones? se pregunta con fervor. Dice que la construcción de minorías se forma según la construcción del poder y que las minorías no lo son sólo en poder sino también en recursos: no sólo tienen desventajas, también son menos. Dice que de la invisibilidad se pasa a ser nombrada, a la identidad y que como “mujer política” ya no es “tan negra”.
Aili Tripp –Universidad de Madison, Wisconsin- se refiere a cómo las reglas determinan los espacios alrededor del mundo y hasta qué punto inciden las mujeres en la construcción de la paz; Silvia Salinas –Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe- aporta las experiencias de Bolivia y María Cristina Perceval –Subsec.de Promoción de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Argentina- pone en valor lo dicho, hila ideas y estrategias y anuda las batallas contadas. Todas hablan de reconstruir los espacios y de buscar otros puntos de partida. Porque aquellos de los que vienen, han sido construidos desde espacios de poder incuestionables, que no son los suyos.
Epsy deja el calor de su proclama para acariciar con los versos de una poesía que viene a decir de otra manera aquello que se respira: “Todavía buscamos la tierra prometida que estará en algún lugar escondida”.