Alcaldesas, concejalas y líderes comunitarias dominicanas se adelantan en un proceso de alfabetización digital al insertarse en la llamada E Dominicana: Estrategia Nacional para la Sociedad de la Información, que las coloca en posibilidad de servirse de las tecnologías e involucrar a sus poblaciones en la sociedad del conocimiento.
«Basta con observar que no estudiamos carreras de futuro», dijo a SEMlac la ingeniera Amparo Arango.
La directora de CIPAF, Magaly Pineda, indicó que las jóvenes estudian mercadeo, derecho y, tal vez, medicina, pero lo que necesita el mercado laboral son tecnólogas.
«Dentro de 20 años habrá empleo para 100 millones de personas preparadas para esos desarrollos; y ya en el presente las nuevas empresas no buscan empleados o empleadas, buscan ingenieros, personas graduadas en mecatrónica, sistemas o software, tecnólogos y tecnólogas para la Sociedad del Conocimiento», afirmó.
Durante la consulta, Pineda pasó revista a la historia de las mujeres convertidas en botín de guerra en la antigüedad, incineradas por brujas en el Medioevo, condenadas al cinturón de castidad o torturadas con saña e instrumentos creados para ello en las etapas en que el patriarcado convirtió la realidad en un espacio puramente masculino.
En tanto, Arango presentó su estudio Brecha Digital de Género, que mostró las diferencias que nos hicieron quedarnos atrás, y cómo este Proyecto de Igualdad de Oportunidades en la Sociedad de la Información coloca a las mujeres del presente en condiciones de rebasar el pasado de exclusiones y remontar vuelo.
Una historia para ser contada
El Centro de Investigaciones para la Acción Femenina (CIPAF) se creó hace 32 años y fue, desde el principio, un espacio controversial, desafiante de los cánones establecidos. De allí que por esa ONG hayan pasado, de hecho, todas las mujeres prominentes de República Dominicana, la inmensa mayoría de las cuales lo reconoce.
Desde su surgimiento, CIPAF descolló por sus iniciativas, estudios valiosos (los primeros en el país que fijaron la vista en la situación de las mujeres); la edición de Quehaceres, una revista que desde la década del setenta del siglo pasado; enseñó a feministas de muchas partes del continente, incluida Cuba, el uso de recursos como el fax y, más adelante, del correo electrónico, y por su apoyo para el surgimiento de la Escuela Nueva, un plantel que durante varios años educó en la igualdad.
Pineda, su directora de siempre, fue capaz entonces de abrir caminos inexplorados y lo es ahora para hacer lo mismo en el mundo de las tecnologías. Ella explicó a SEMlac que «no es nada nuevo: son los desafíos que nos va dando la vida. Yo siempre tengo una visión de progreso, siempre me han interesado las cosas que hacen eficiente y eficaz el trabajo».
Agregó que CIPAF fue la primera ONG con fax, computadora y una de las primeras en usar el correo electrónico. «Hicimos el procesamiento de una encuesta y fuimos la primera ONG que lo hizo con tecnología», precisó.
Sin ser ingeniera, pero sí una política, Pineda comprendió el potencial en términos de progreso. «Entendí que estábamos en una revolución tecnológica que a las mujeres nos daba muchas posibilidades y rompía lo que en otras revoluciones fueron limitantes para nosotras. No tiene nada que ver con la fuerza física ni con el sexo. Entonces entendí que teníamos mucho que hacer y aportar en una revolución que puede ser enorme», comentó.
Miradas convergentes
Las mujeres que llenaron el salón de la Consulta vestían con sencillez, pero con elegancia. Los tan de moda zapatos con «tacos» altísimos calzaban a la mayoría. No era casual: se trataba de las alcaldesas, regidoras (concejalas) y vicealcaldesas de provincias y municipios importantes. Pertenecen, por demás, a los partidos en el poder o en la oposición, que marcan la vida del país.
También asistieron dirigentes comunitarias de barrios y zonas distantes del país, como Felicita Campuzano, presidenta de un consejo de vecinos de Los Alcarrizos, barriada ultra populosa al oeste de Santo Domingo. Ella tiene sus consideraciones sobre los lados débiles del proyecto.
«Para que esta idea avance no es suficiente que nos empoderemos las comunitarias. Hay que hacer que otras personas aporten a la iniciativa. Nosotros tenemos cinco regidores (concejales) en Los Alcarrizos y no toman iniciativas, no hacen propuestas», dijo a SEMlac.
Campuzano lamenta que a veces primen celos y conveniencias. «Hasta que no seamos conscientes de que es necesario avanzar todos, muchas cosas no prosperarán. Las mujeres de Los Alcarrizos, en realidad, necesitamos que las autoridades locales y la sociedad civil se empoderen y puedan implementar medidas, estrategias y programas para mejorar la situación», señaló.
Amaya Pérez, representante de ONU Mujeres, lamenta que a veces haya quienes esperan cooperación sin poner bastante de su parte. «Nos parece más importante la parte política, no solo la cuestión educativa. Porque se trata de introducir las cuestiones de género en el programa dominicano de implementación de tecnologías. Esto es muy innovador y lo hace muy sostenible y reciclable», subrayó la funcionaria.
Que se incluya la perspectiva de género en la E Dominicana «es la semilla para una política pública. Y cuando esto se hace de este modo significa que un proyecto ha tenido éxito», añadió.
Para Amantina Gómez, médica alcaldesa de Navarrete, en el norte del país, y presidenta de UNMUNDO, hay que «reforzar la conciencia de las mujeres, animarlas a que luchen por posiciones» y «recordarle al gobierno central que en los municipios está el futuro del país».
Gómez sueña para otras mujeres las oportunidades que ella ha conseguido y cree que la consulta ha valido para beneficiar a las mujeres de los municipios, cuando el mayor desarrollo tecnológico está en la capital, «pero allá nadie se entera y las madres no se atreven ni a ir a los cafés Internet», dijo.
Reconoció, no obstante, que «allá (en los municipios) sí tiene aceptación» y «muchas mujeres están esperando por esto», incluidas las que nunca han encendido una computadora y no saben que pueden tomar cursos virtuales.
Que las mujeres se asimilen al mundo de las tecnologías en un país que se prepara para implementar gobiernos electrónicos, se proyecta como imprescindible si ellas no quieren ser excluidas de la política y el gobierno.
Hace muchos años, el español Manuel Castell puso sobre el tapete el asunto de lo que significarían las redes en función de la gobernabilidad y de cómo la ciudadanía podría exigir transparencia y buen gobierno. Esa realidad en República Dominicana y otros muchos países es algo que está ya tocando a las puertas.
Pineda y las promotoras del Proyecto Género y TICs saben esto muy bien y se preocupan por la deficiente calidad de la enseñanza de las matemáticas en las escuelas, de la tendencia a marginar a las niñas de esos aprendizajes. «Esto aparte de que, muchas veces, las niñas se marginan y ocultan lo que saben, porque a esas edades lo que quieren es gustar y, si demuestran que saben mucho, creen que no gustan», explicó la directora de CIPAF.
«Hace 16 años que hay Internet en República Dominicana», comentó finalmente la ingeniera Arango. «Hay que acortar las brechas. Las brechas digitales, aunque parezcan tecnológicas, son más bien sociales Ese es otro techo de cristal que desfavorece a las mujeres», consideró.