Recomienda reformas en la legislación agraria para plasmar el derecho de ellas a ser propietarias legales de la tierra, además de educar a los funcionarios para que les den un trato igualitario.
La producción de alimentos se elevaría 4 por ciento si a las mujeres que trabajan las parcelas se les otorgara el título de propiedad de la tierra y recibieran las mismas oportunidades que los hombres para acceder a financiamientos y tecnología, sostiene la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en el informe Las mujeres en la agricultura, cerrar la brecha de género en aras del desarrollo.
Eliminar la disparidad entre sexos en el acceso a los recursos e insumos agrícolas aumentaría 30 por ciento el rendimiento de las parcelas que trabajan las mujeres, lo cual beneficiaría a cerca de 150 mil personas que padecen hambre, sostuvo el organismo internacional en el estudio que realizó en 34 países, entre ellos México.
Pero advirtió que no bastan las intenciones programáticas para superar la disparidad de género en la agricultura, y por ello recomendó reformas a la legislación agraria para plasmar con claridad el derecho de ellas a ser las propietarias legales de la tierra, además de educar a los funcionarios para que den trato igualitario a mujeres y hombres. Una mayor igualdad en género ayudaría a alcanzar las metas del milenio.
Las mujeres constituyen 43 por ciento de la fuerza de trabajo agrícola de los países en desarrollo, aunque en América Latina su participación es de apenas 20 por ciento, mientras en África y Asia es de 50 por ciento. Gran parte de la mano de obra utilizada es femenina aunque ellas no firman directamente los contratos porque no disponen de un control seguro sobre la tierra, la fuerza de trabajo familiar y otros recursos necesarios para garantizar un flujo productivo fiable.
En el sector ganadero desempeñan un papel destacado en el cuidado de aves de corral y ganado lechero y son las principales encargadas de cría de porcinos en pequeña escala; en el pesquero y acuícola, cerca de 12 por ciento del total de personas dedicadas a esas actividades son mujeres, aunque en India y China su fuerza laboral rebasa 20 por ciento. Son hábiles para emprender una actividad propia, pero tienden a perder el control de las empresas rentables, expresa el documento.
Datos de autoridades agrarias indican que en México hay 498 mil 61 ejidatarias distribuidas en 26 mil 365 ejidos, es decir, no representan ni la tercera parte del total de ejidatarios. El mayor número de ejidatarias se localizan en Veracruz, Puebla, Sinaloa, Michoacán, Chiapas, Guerrero y estado de México. Setenta y seis por ciento rebasan 50 años; 21.7 tienen entre 30 a 50 años, y 1.9 por ciento, de 18 a 30 años.
Y si bien la participación de ellas en actividades agrícolas aumenta debido a la migración de los varones, en América Latina es de 10 por ciento, mientras en Asia llega a 70 por ciento, explica la FAO. Cuentan con menos probabilidad que los hombres de tener un trabajo asalariado, realizan trabajos estacionales y jornadas parciales y obtienen salarios más bajos que ellos, aunque las agroindustrias orientadas a la exportación han aumentado las contrataciones de mujeres. En México, las productoras de hortalizas tienen 950 mil empleados, de los cuales 90 por ciento fueron mujeres; paulatinamente ellas ocupan un lugar predominante en las cadenas de productos agrícolas de alto valor.
Las agricultoras –acotó– necesitan servicios legales de apoyo para promover la igualdad de género en los programas relacionados con tenencia de la tierra; ocupar puestos directivos en las organizaciones y ser escuchadas en la adopción de decisiones. Eliminar la brecha de género beneficiará a las familias, ya que se destinarán más ingresos a la alimentación, salud, educación y vestimenta para los niños.