He venido escribiendo en el editorial de nuestro Newsletter sobre el tema de Responsabilidad social. Escribimos sobre los grandes problemas de la humanidad, la apuesta que hizo el mundo al comprometerse con los objetivos del milenio, y sobre el concepto de Responsabilidad social. La Guía Internacional ISO 26000 que define y “normaliza” el concepto de Responsabilidad social, lleva un año de haber sido aprobada y lanzada al mundo para tratar de trabajar en un concepto unificado que haga más fácil su aplicación.Sin embargo, a pesar de contar con esta herramienta y que las organizaciones han iniciado un trabajo más serio en el tema, con la evolución del concepto desde la filantropía hacia la mirada estratégica del concepto de Responsabilidad social, es decir, contemplando los tres pilares: el económico, el social y el ambiental, aún no tenemos la perspectiva de género como una política explícita de las organizaciones, que ayude a tener un equilibrio de géneros.
Durante las dos últimas décadas ha sido significativo el aumento de la participación femenina en el mercado laboral en América Latina (1). No obstante, una de las brechas existentes es que, a pesar del ingreso masivo de la población femenina al mercado laboral, el establecimiento de relaciones laborales equitativas entre hombres y mujeres no se ha dado en la dimensión que se espera. Mientras no se erradique la división sexual del trabajo y las condiciones que obstaculizan su acceso en igualdad de condiciones y oportunidades, es difícil avanzar en el logro de mayor igualdad y autonomía en las mujeres (2). Los últimos datos de Colombia muestran que aún estamos muy lejos de la equidad de géneros en el mercado laboral. Datos nuevos, fruto de un análisis técnico que ha hecho el Departamento Nacional de planeación, DNP, muestran que estamos lejos de estar implementando la Responsabilidad social. Dentro de las recomendaciones de la Guía ISO 26000, se propone que las organizaciones, a través de la práctica de la Responsabilidad Social, eliminen la discriminación de género y promuevan la equidad. Los datos nos muestran lo contrario:
- La remuneración promedio de los hombres en el mercado laboral urbano en 2009 era casi 29 % superior a la de las mujeres y en el sector rural 54 % más alta.
- En 2011, el desempleo de las mujeres es 82 % más elevado que el de los hombres. Este cayó 30 % entre 2002 y 2011, mientras que el de las mujeres que es de 16.8 % se redujo solamente en 20 %. El mayor problema es de las mujeres jóvenes cuyo desempleo es casi el doble que el de los hombres.
- La tasa de ocupación de las mujeres es de 42.7 % y la de los hombres es de 67.4. Las diferencias de género son abismales en el sector rural, tanto en ingreso como en desempleo y participación. Esto se hace más crítico porque en el sector rural son mucho menores los ingresos salariales.
Esta fotografía del mercado laboral exige acción afirmativa para eliminar las diferencias entre géneros. La Responsabilidad Social todavía no promueve ni se ocupa de estos asuntos de género. Las organizaciones no son concientes de ello y esa es la consigna que, organizaciones y redes como la nuestra deben trabajar.
Si observamos, el tema de la responsabilidad social, ha ido creciendo como espuma, encontramos organizaciones que suscribieron el Pacto Global, que están reportando con los indicadores del Global Reporting Initiative, o que están siguiendo los lineamientos de la ISO 26000, sin embargo los indicadores aún no muestran avance. Esto sucede en Colombia, pero creo que no estamos muy lejos en nuestra América Latina.
Pero ahora debemos estar muy atentas al desarrollo del tema de RS en las organizaciones, pueda que hoy no veamos el avance, pero seguramente impactará en la equidad de género. Estamos empezando a trabajar en los temas fundamentales y el tema de género empieza a ser abordado. Esperemos que los resultados se empiecen a ver.
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(1)Zapata, Daniela. Transversalizando la perspectiva de género en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En Serie Estudios Estadísticos y Prospectivos. CEPAL. Julio 2007. Página 11.
(2)República de Colombia- Objetivos de desarrollo del Milenio – II Informe de Seguimiento 2008. Departamento Nacional de Planeación. Bogotá – 2010.