Pensar la gobernabilidad en términos de desarrollo para la mitigación de las desigualdades, y en particular en razón de igualdad de género, implica pensarla como gobernabilidad democrática, resignificándola y negando un solo sentido relacionado a la idea de orden. Estamos hablando de la Gobernabilidad democrática que busca la igualdad para el desarrollo.En la Argentina, desde el advenimiento de la democracia hasta nuestros días, la evolución de las políticas públicas en materia de género y la participación de las mujeres ha tenido altos y bajos, siempre relacionados a las decisiones de los líderes gubernamentales.
Ahora bien, colocar en agenda las demandas de género guiadas por la idea de la igualdad, implica articular estas demandas y lograr políticas públicas concretas, comenzando un proceso de institucionalización cierto y efectivo que deje de lado demandas aisladas, que no son escuchadas en la mayoría de los casos y en consecuencia tampoco resueltas. Para ello, identificar los actores y actrices estratégic@s, reglas y procedimientos como así también canales de discusión para la participación de todos es fundamental. Para conducir este proceso se han menester lideresas y líderes formativ@s y no personalistas, que tengan clara visión del para qué, capaces de movilizar la participación, logrando así legitimidad del proceso de institucionalización.
Lograr esta articulación es un trabajo de construcción, basado en la participación. La unión de las fuerzas es mucho más que la suma de las mismas, es su multiplicación producto de la sinergia que circula por la coalición de las fuerzas. En este marco entender a la gobernabilidad como gobernabilidad democrática y poder dar cuenta del desarrollo a que esto conlleva para mejorar la calidad de vida de todas y todas es trabajo académico en términos teóricos pero sobre todas las cosas de militancia política en términos territoriales. Es imposible entender a la política, en teoría y praxis, sin una referencia concreta a la idea de bien común, que es a su vez, parte constitutiva de la idea de gobernabilidad democrática.
Muchos son los temas a tratar desde el enfoque propuesto pero creo fundamental por las fechas que se avecinan tratar el tema de la violencia.
En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la que se definió la violencia contra la mujer como: “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada”
En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La violencia contra las mujeres y niñas constituye un problema de proporciones pandémicas. Al menos una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido maltrato, ha sido forzada a mantener relaciones sexuales o ha padecido algún tipo de abuso a lo largo de su vida, generalmente por parte de alguien conocido, según la comisión de naciones unidas.
La ONU invitó a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a organizar actividades dirigidas a sensibilizar al público respecto del problema en este día como una celebración internacional.
Los defensores de los derechos de las mujeres establecieron a partir de 1981 el 25 de noviembre como día contra la violencia. La fecha conmemora el brutal asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por orden del dictador dominicano Rafael Trujillo (1930-1961).
Cuando los números hablan:
- La violencia es la principal causa de muerte para mujeres entre 15 y 44 años de edad, más que el cáncer y los accidentes de tránsito.
- El miedo y la vergüenza siguen impidiendo que muchas mujeres denuncien la violencia y, por ello, los datos recogidos son inconsistentes. Se invisibiliza la violencia. En el mundo miles de mujeres mueren, son golpeadas o abusadas todos los años. Pero no se sabe exactamente cuántas. Ni en qué circunstancias. Las estadísticas a nivel nacional o provincial no existen o están dispersas. Y cuando existen, en la mayoría de los casos se trata de cifras aproximadas. Estimaciones. Esto obviamente, dificulta el diseño y ejecución de políticas públicas contra la violencia de género.
- 1 de cada 5 días de trabajo que pierden las mujeres se debe a la violencia que sufren.
- 4 de cada 5 de las mujeres separadas o divorciadas reportaron situaciones de violencia durante su unión, y un 30% continuaron padeciéndola, por parte de ex parejas, después de haber terminado su relación.
- Los costos sociales y económicos de la violencia contra la mujer son enormes y repercuten en toda la sociedad. Las mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de ellas mismas y de sus hijos.
- Los costos económicos de la violencia se calculan a partir de la menor participación de las mujeres en el mercado laboral, menor productividad en el trabajo y mayor ausentismo; la violencia también genera menor capacidad de ahorro e inversión.
- La violencia doméstica tiene un impacto potencial sobre la capacidad futura de los niños para conseguir un empleo adecuado, ya que los niños que vienen de hogares violentos suelen tener escaso rendimiento escolar, en Latinoamérica, la edad promedio de deserción escolar es de 9 años en caso de existir violencia intrafamiliar, contra 12 años en caso de no contar con ella
La trata de personas en cifras:
- 2.5 millones de personas son captadas cada año en el mundo para fines de trata (OIT).
- 2 millones de niños explotados sexualmente en el mundo, según cifras de UNICEF.
- 120 mil mujeres y niños trasladados cada año a Europa Occidental para ser explotadas/os.
- En Estados Unidos, 50 mil mujeres, niñas y niños son víctima de la trata de personas (CIA).
- Se estima que en Japón hay unas 1.700 mujeres de Latinoamérica como esclavas sexuales (OEA).[1]
Estas pocas cifras, de muchísimas que se podrían citar, muestran el mapa de violencia que en algunos de los muchos espacios sufren las mujeres, puesto que también podríamos hablar de la violencia política, social etc.
Hablar de igualdad de género no significa hablar de hombres contra mujeres o de mujeres contra hombres, la igualdad en todas sus dimensiones y en este caso, en términos de género es cuestión de hombres y mujeres. Visibilizar las desigualdades para poder mitigarlas es un paso de gran importancia y la base de la concientización para evitar el atropello contra los derechos de las mujeres. Esto es parte del proceso de profundización de la democracia. Todos y todas somos responsables del bien común y por ello tomo como cita de autoridad las palabras de Luther King “NO me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin etica. LO QUE MAS ME PREOCUPA ES EL SILENCIO DE LOS BUENOS”… por ello no invisibilicemos la violencia, la hagamos pública como sujet@s con derecho a tener derechos.
Natalia Albarez Gomez – Politologa, doctoranda en Ciencia Política – Universidad Nacional de Córdoba
[1] La mayoría de estas cifras han sido extraídas del artículo de Violetas del Anahuac / Revista Furias. Publicado en La Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en Gestión de Organizaciones