Hace varios años atrás mi amiga Thelma, me dijo -cuando haya muchas mujeres en el poder, podremos elegir a las que nos gusten-. Nunca olvidé esa pequeña ‘perla’ de información estadística.
Después de 17 años de haber vivido los procesos de cambio político-económicos de América Latina, donde ya se han elegido democráticamente a tres mujeres del ámbito progresista Michelle Bachelet, Presidenta de Chile entre 2006 y 2010; Cristina Fernández, gobernante de Argentina desde diciembre de 2007 hasta hoy; y Dilma Rousseff, otra mujer de larga trayectoria política, que tomó la presidencia de Brasil desde enero de 2011.
Asimismo, en Australia hay mujeres elegidas por votación ciudadana en los más altos cargos de los diferentes niveles de gobierno.Es preciso recordar que en un sistema federado existen 3 niveles de gobierno (federal, estatal y municipal-local). Es interesante observar que en este país, actualmente, existe paridad en los cargos de poder entre mujeres y hombres puesto que de los ocho cargos más representativos como son los Estados hay 3 mujeres como Premieres y 3 hombres ocupando ese mismo cargo, la paridad se expresa con el hecho de que una mujer por primera vez ocupa el cargo de Primera Ministra de Australia, Julia Gillard (2010- ).
Esta mujer laborista tiene una larga trayectoria política que la llevó a ser designada por el caucus del Partido Laborista (ALP) en junio de 2010 para reemplazar al entonces Primer Ministro, Kevin Rudd. Posteriormente, fue electa democráticamente como la primera mujer Primera Ministra de Australia.
Entre las mujeres en el poder encontramos a Anna Bligh como Premier laborista del Estado de Queensland (QLD) desde el 13 de Septiembre de 2007 junto a Kristina Keneally, también laborista electa como Premier del Estado de New South Wales (NSW) desde diciembre de 2009 y últimamente se ha sumado Lara Giddings como Premier de Tasmania (TAS) desde enero de 2011.
Hoy, tanto en América del Sur como en Australia, existen un número creciente de mujeres en cargos de alto nivel en la toma de decisiones. Se podría decir que en el 2011, la participación de las mujeres en la democracia, gobernanza y ciudadanía ha aumentado considerablemente respecto del período feminista de los ochentas en Australia y noventas en América del Sur. Actualmente, puedo escoger políticamente entre mujeres con posturas diversas, con visiones de mundo diferentes, aunque no lleguen a ser antagónicas. Hoy, hay mujeres que admiro pero ¡hay mujeres que me sorprenden!
Julia Gillard como Primera Ministra y Anna Bligh como Premier de Queensland han enfrentado en forma conjunta y coordinada los graves efectos de la naturaleza en el vasto territorio Australiano. Durante los últimos meses de 2010 y los primeros del 2011, Australia ha sido víctima crucial de intensos fenómenos climáticos que han destruido prácticamente todo el Estado de Queensland.
Las inundaciones de Queensland han sido de una extensión comparable a tres países europeos: Francia, Italia y Alemania juntas. Lluvias torrenciales han azotado todo el norte y sur del país, más importante aún, cuando recién las aguas precipitadas empezaban a cejar en la zona norte de QLD, un ciclón grado 5, conocido como “Yasi” azotó ciudades y pueblos desde Brisbane hasta Cairns en la frontera con el Territorio del Norte.
La envergadura de los daños materiales abarca desde la destrucción de pueblos y villorrios completos hasta la devastación sufrida por las plantaciones de plátanos para el consumo interno del país y de exportación. Se estima que las pérdidas – antes de ciclón Yasi – serían de al menos 5.6 billones de dólares australianos y que el impacto sobre el crecimiento de los precios de los alimentos sería sustantivo en los próximos meses.
Lo que me asombró de estas dos mujeres, fue como trabajando unidas, coordinadas y centradas en la ciudadanía han logrado calmar a las personas afectadas por situaciones de catástrofes naturales pero también a quienes no hemos sido directamente afectadas. Ambas al unísono han enfrentado las inundaciones y el ciclón como catástrofe nacional. Juntas han logrado generar una sensación de seguridad nacional, la alianza entre ellas es evidente y tranquilizadora.
Anna Bligh ha demostrado un compromiso profundo con quienes han perdido sus hogares y pertenecías personales. Su presencia cotidiana en los lugares de los eventos y su cercanía con las personas alojadas en albergues temporales, demostraron capacidad para ver el panorama global de su jurisdicción, Queensland, al mismo tiempo que acordaba medidas económicas concretas con la Primera Ministra para asegurar fondos adecuados para la reconstrucción del Estado de QLD, provenientes del presupuesto fiscal australiano.
Julia Gillard, está intentando pasar una ley de emergencia para agregar un cargo monetario, solidario y estratificado a los impuestos de los contribuyentes, conocido como el “flood levy”. La ciudadanía trabajadora tendría que pagar una carga adicional, para contribuir con los fondos económicos necesarios para asegurar la reconstrucción de poblados y ciudades, apoyando a las comunidades para que también ¡vuelvan a pararse! Como tales.
Obviamente este sobrecargo a los impuestos ha sido rechazado por los parlamentarios y Premieres liberales. Sin embargo, esa realidad no logra obstruir mi percepción de que estas mujeres están siendo asertivas en la toma de sus decisiones políticas frente a la emergencia pero también han explicitado sus sentimientos de solidaridad y sufrimiento por los otros en sus caras, sus ojeras y todo lo que acompaña a quienes se mueven en esas esferas de poder.
Esta dimensión de la seguridad nacional, generada por mujeres gobernando, podría ser un quiebre espacio-temporal con el “ayúdate que yo te ayudare”, lógica individualista tan conocida para nosotras, mujeres latinoamericanas del siglo XXI. En este contexto, celebro que haya más mujeres en cargos de poder político.