En su día, John Gray ya escribió un libro donde aseguraba que Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus. Una premisa que también marca el mundo de las finanzas. Las mujeres son cada vez más activas a la hora de operar en los mercados financieros, y varios estudios han demostrado que tienen una concepción distinta de los hombres a la hora de invertir en Bolsa.Desde el área de asesoramiento de carteras del Banco de Santander explican que, en general, las mujeres «son más conservadoras y exigentes, tienen un nivel de tolerancia más elevado que los hombres y son más cuidadosas y efectivas con sus ahorros». Por esas razones, las clientas suelen reclamar a sus respectivas entidades que revisen a menudo sus carteras y las tengan al día, además de obligar a sus entidades financieras a que busquen constantemente nuevos sectores donde invertir.
Los hombres son, por lo general, mucho más agresivos y piensan a corto plazo en cuanto a las ganancias, mientras que las mujeres son más previsoras y tienen unos objetivos menos cortoplacistas. Esta visión más a medio y largo plazo hace que las mujeres dediquen más de un 40% de su tiempo a pensar en dónde invertir sus ahorros en el mercado de forma más productiva y eficaz.
Influenciados por las teorías del conocido inversor Warren Buffett, que asegura que invierte «con mente de mujer», la Universidad de California y la de Berkeley han estudiado el comportamiento de las inversiones por géneros a lo largo de 10 años. En estos trabajos se confirma que las mujeres que se lanzaron a invertir en este período lograron una rentabilidad un 1,4% superior a la de los hombres. Además, otra de las conclusiones del informe es que las carteras manejadas por mujeres solteras superaron a los dos anteriores grupos en ganancias.
Otros organismos, como la National Association of Investor Corporation, también estadounidense y experta en temas relacionados con las finanzas, descubrió que las mujeres consiguen unas cuantas matrículas de honor en materia de inversión. En su estudio comparó aquellas carteras de inversiones dirigidas por hombres y aquellas carteras administradas por mujeres: el resultado fue que estas últimas obtuvieron unos beneficios anuales del 23,8% en sus inversiones, frente a ellos, que cosecharon un 19,2%.
La Federación Española de Sociología asegura que existen cuatro aspectos clave y muy relevantes que explican por qué las mujeres son mejores en cuestiones de inversión que los hombres a largo plazo. Aunque en los estudios se resalta la carencia de ciertas cualidades que sí poseen los hombres, como el gusto por las matemáticas y una mayor confianza en sí mismos a la hora de manejar diversas cuestiones económicas.
Una de las características es que las mujeres miran algo más que los puros beneficios, según un asesor financiero de Barclays.
En la mayoría de los casos, cuando las mujeres se lanzan a invertir, sin darse cuenta aplican una metodología común: adaptar las «experiencias vividas en sus hogares» a sus acciones financieras y no perder de vista el objetivo principal: el bienestar de sus hijos. De ahí que muchas se decanten por los blue chips, según una gestora de carteras de Bankia, porque son valores estables que suelen dar dividendos incluso en época de crisis. En la Bolsa española, eso supondría invertir en valores como Telefónica, Santander,
BBVA o Repsol, entre otros. Otra inversión de sesgo femenino sería la inversión en materias primas, como el oro, cuya cotización en Bolsa en las últimas semanas ha rozado sus máximos históricos, superando los 1.800 dólares la onza.
Las solteras cuyas edades oscilan entre los 35 hasta los 50 años con estudios superiores son menos «miedosas», según Marcelo Berenstein, director de Emprendedores.news. Estas «no tienen esa preocupación por mantener un hogar ni tienen que pensar en el futuro de sus hijos para que puedan, por ejemplo, estudiar en el extranjero y poder hacer algún máster, sino que piensan en ellas y en su propio beneficio».
Es más, en los últimos años, como afirma un responsable de gestión financiera del BBVA, «muchas apuestan por el sector de energías renovables porque confían en su valor futuro».
A finales del siglo pasado, algunos expertos, entre ellos psicólogos, economistas y sociólogos, consideraban que la «ética emocional femenina» era una de las razones por las cuales las mujeres solían elegir acciones de compañías relacionadas de alguna forma con valores éticos y sociales, decantándose en su mayoría por depósitos fijos, y no tanto en renta variable como los hombres. Los especialistas entonces pensaban que esos ingredientes conllevaban la mala gestión intrínseca de las mujeres en las finanzas.
Los últimos años, sin embargo, han demostrado más bien aquello que ya decía Aristóteles en sus escritos sobre las mujeres, es decir, que esta supuesta prudencia femenina es positiva para mejorar a largo plazo las perspectivas económicas personales.
Las mujeres cada día tienen más acceso al mundo laboral, tal y como revelan las últimas encuestas de población activa del Instituto Nacional de Estadística. Según los últimos datos oficiales, alrededor del 59,9% de los estudiantes de universidad son mujeres y un 56,6% de ellas tienen un máster. Esto significa, económicamente hablando, que están más formadas, lo que se transmite en la búsqueda de mayores ingresos, aumento de los ahorros, invertir el dinero de manera productiva y reducir gastos como los costes de transacción o los impuestos.
Actualmente, los expertos consideran que el éxito de las mujeres en los negocios se debe, asimismo, a que han sabido aplicar en el mundo de la inversión tanto sus supuestas «deficiencias» en los números como otros rasgos considerados más típicamente femeninos. Las mujeres han aprendido a trasladar su idea de cómo mantener a la familia y un hogar a una gran empresa. En cuanto a su falta de confianza en el funcionamiento de los mercados, ellas palían este déficit buscando cuidadosamente cómo manejar sus ahorros, por lo que no dudan en aprovechar cada oportunidad que se les brinda para aprender más y mejor.
A pesar de sus resultados, las mujeres están todavía en desventaja en el mundo de las finanzas. Muchos achacan esta disparidad no solo a que el mercado laboral sigue siendo muy desigual entre géneros, sino también a que son las propias mujeres las que se ponen barreras para afianzar su posición en el mercado laboral y, sobre todo, en los puestos que conllevan responsabilidades de algún tipo, destacando las empresariales, corporativas o políticas.