La igualdad de género es parte de una política inteligente para el desarrollo por su impacto en las futuras generaciones, declararon las directoras del informe Ana Revenga y Carolina Sánchez. La economía global incrementaría la productividad entre un 4 y un 25% si las mujeres pudieran tener similares oportunidades laborales que los hombres, no padecieran altas tasas de mortalidad en infancia y maternidad, y tuvieran plena escolarización, indicó este domingo un informe del Banco Mundial.Los datos fueron divulgados desde Washington por Sergio Jellinek, Ana Revenga y Carolina Sánchez en una teleconferencia de la que participó la Red de Mujeres LAC en gestión de organizaciones y Télam desde Argentina y medios internacionales de prensa de Brasil, Bolivia, Chile y Paraguay.
El estudio establece que la igualdad de género «también tiene sentido desde el punto de vista económico» ya que «puede incrementar la productividad». La fuerza laboral a nivel global incorporó en los últimos 30 años unos 500 millones de mujeres -70 millones de ellas, latinoamericanas-, sobreexpuestas al empleo informal y con salarios diferenciales respecto a sus compañeros varones.
Acerca de una consulta de Télam respecto de la disponibilidad de jardines maternales de empresa, Sánchez respondió que la «evidencia de la Argentina y otros países muestra que tiene efecto sobre la madre trabajadora pero también en su capacidad de buscar un tipo de trabajo formal y mejor remunerado». Este hecho produce una «transferencia de empleo desde el sector informal y tiene efectos sobre los niños que, si no, quedan en casa solos o al cuidado de hermanos u otros parientes», quienes, de no tener esa tarea, «pueden volver a la escuela o acceder a otros empleos», sostuvo Sánchez.
En América Latina, «la calidad laboral continúa siendo preocupante, con más de la mitad de las mujeres trabajando en el sector informal y agricultores hombres representando entre un 70 y un 90% de los dueños formales de la tierra», dice el estudio.
También se desprende del informe que «si las mujeres no fueran segregadas en la obtención de empleos, podría incrementarse la productividad entre un 4 y un 25%, dependiendo de los países».
Respecto de indicadores que potencian las desventajas, como el que suma pobreza a etnia, el informe indicó que «las dos terceras parte de las niñas indígenas no van a la escuela».
«El 40% de las mujeres en América Latina no tienen voz en la economía doméstica y muchas padecen violencia de género«, afirmó Revenga.
De modificarse las condiciones, «el producto agrícola mundial crecería hasta un 4% si las mujeres tuvieran acceso, a través de crédito, a semillas y fertilizantes y a mayores extensiones», ejemplificaron los especialistas.
Aunque la esperanza de vida es desde 1980 mayor en las mujeres que en los hombres, son ellas las que tienen más probabilidades de morir que ellos en países de ingreso bajo y medio respecto de los ricos, afirma el informe. «Se calcula que cada año mueren 3,9 millones de niñas y mujeres menores de 60 años, que no hubieran muerto si vivieran en países ricos». El Banco Mundial afirmó que «el financiamiento debería orientarse a que los países más pobres reduzcan el exceso de mortalidad de niñas y mujeres -mediante inversiones en agua potable, saneamiento y servicios de salud materna-, y las disparidades de género en la educación«.
Con respecto al acceso a la tecnología, el informe muestra que las mujeres tienen menor acceso a teléfonos móviles e internet en todas las regiones del mundo.
El precio a pagar es muy alto si no se acortan las brechas.