La feminista Halla Tómasdóttir, de Islandia, quiere hacer negocios a lo grande. Y su experiencia en el mundo financiero le ha enseñado que la mejor apuesta es hacerlo con los valores femeninos. Su empresa se llama Audur Capital, cuya especialidad son las inversiones. Audur es el nombre de una famosa vikinga, pero también significa felicidad, riqueza y espacio diáfano. Todo esto lo quiere Halla Tómasdóttir, quien lo está consiguiendo gracias a combinar los valores de los hombres y de las mujeres en las finanzas. Su visión de trabajo la expuso en la I Unconference Internacional de Sueños en Acción, el pasado 11 de noviembre en Bilbao, España, organizada por Mirra, Asociación para el Liderazgo de la Mujer, y Lur Gozoa, Asociación para una Ciudadanía Consciente.
Halla ha sido presidenta de la Cámara de Comercio de Islandia, ‘la primera y la última’, señala. Ella aprendió el juego de los negocios al estilo de los hombres, pero se daba cuenta que solo usaba la mitad del cerebro, lo cual era un error porque estaba convencida de que le iría mejor si también incluía las características femeninas.
Hace cinco años tomó la decisión de fundir los dos aspectos. Sus directrices son claras: es bueno invertir en mujeres, porque hacen las compañías sostenibles. Es decir, la diversidad funciona. En una mesa con hombres y mujeres se toman mejores decisiones. ‘Así lo indican estudios realizados en Canadá, Francia, Finlandia’, recuerda Halla ante la posible acusación de que se está inventando el argumento.
Otro aspecto es que a las mujeres les gusta saber el riesgo que tomarán, ‘estudian el cómo, lo que sí vale la pena y lo que no’, explica la empresaria. No solo ven el dinero, sino que también la cultura, las personas, los datos antes de tomar una decisión. Y dicen abiertamente las cosas como son, aunque se echen de enemigos a los bancos, como le sucedió antes del colapso de estos en 2008 en Islandia: ‘aconsejamos a nuestros clientes que retiraran el dinero de los bancos porque no nos gustaba lo que hacían. Los banqueros nos llamaron reclamándonos, pero cuando se derrumbaron nos dieron la razón. Algunos perdieron todo su dinero. Hoy, en cambio, los tres principales bancos de Islandia hablan nuestro lenguaje, ya usan el término `conscientes’ del riesgo’.
Esta empresaria cree que la revolución femenina se consolida gracias a que las mujeres se encuentran en el centro del cambio, la mayoría de graduadas en las universidades son mujeres y el capital financiero de las mujeres es cada vez más importante. ¿Es cierto?
Para las incrédulas desgrana en su exposición los siguientes datos: existe un billón de mujeres trabajadoras a nivel mundial; en poco tiempo, en el Reino Unido, habrá más mujeres millonarias que hombres; y el 70% de las decisiones de consumo son de mujeres. ‘El dinero y cómo lo usamos puede ser la fuerza para el cambio’, reflexiona Halla, aunque advierte que estamos perdiendo las oportunidades para cambiar el mundo, ‘tenemos más poder del que realmente ponemos en práctica’.
Su misión parece ser que nos demos cuenta de nuestro error. Y lo está consiguiendo, al menos en este salón donde un público de unas 140 personas, la escuchan atentamente al tiempo que observan sus enérgicos movimientos en perfecta coordinación con el ritmo de su voz.
Se comprende entonces las razones de por qué, en 2011, el Daily Beast, de Newsweek, la nombró en su lista de ‘150 mujeres que agitan al mundo’.