Filósofa estadounidense. Nació en Nueva York el 6 de mayo de 1947 en el seno de una familia acomodada. Es hija de George Craven, abogado de Filadelfia, y Betty Warren, ama de casa. Estudió teatro y lenguas clásicas en la Universidad de Nueva York (NYU), (BA 1969), y gradualmente se fue acercando a la filosofía, para finalmente graduarse en Harvard en 1972. Durante esta época se casó con Alan Nussbaum (de quien se divorció en 1987), se convirtió al judaísmo, y nació su hija Rachel.
Enseñó filosofía y letras clásicas en Harvard en los años setenta y a principios de los ochenta, antes de trasladarse a la Universidad de Brown. Uno de sus libros más influyentes, La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega (The Fragility of Goodness), que tiene como tema la ética antigua, fue particularmente influyente y la convirtió en una figura reconocida en el ámbito de las ciencias sociales. Posteriormente, la valía de su trabajo la hizo merecedora de títulos honoríficos en más de 25 instituciones.
Durante la década de los ochenta, Nussbaum comenzó un trabajo en colaboración con el economista Amartya Sen (Premio Nobel de Economía) en temas relacionados con el desarrollo y la ética. En conjunto con Sen, promovió el concepto de «capacidades» («libertades sustanciales» como la posibilidad de vivir una larga vida, de llevar a cabo transacciones económicas, o la participación en actividades políticas) como las partes constitutivas del desarrollo, y de la pobreza como una privación de dichas «capacidades». Esto contrasta con los acercamientos teóricos que se habían hecho sobre el desarrollo hasta ese momento. Cabe resaltar que mucho de lo que Nussbaum dice en su trabajo se basa en una perspectiva aristotélica.
Nussbaum ha participado con otros intelectuales en debates sobre temas morales, tanto desde revistas semipopulares y críticas de libros, como desde el estrado, testificando en la corte. Sus contrincantes han sido Allan Bloom, John Finnis y Robert P. George, Harvey Mansfield y Judith Butler, entre otros. Por otra parte, también han sido importantes sus obras y sus acciones en defensa de los derechos de la mujer.
En su última obra traducida al español, El ocultamiento de lo humano: repugnancia, vergüenza y ley, hace un profundo estudio de las emociones, algo que ya había empezado a vislumbrarse en obras anteriores suyas. Allí trata temas como el miedo, la vergüenza, la gratitud y el rencor, intenta definir si son impulsos racionales o simplemente sentimientos vinculados con nuestra manera de ver el mundo; se pregunta si estas emociones son universales o si varían dependiendo de la cultura; si dichas emociones se aprenden y, en caso de que la respuesta sea afirmativa, si pueden «desaprenderse» las emociones equivocadas, etc. Todo esto, en un constante transitar entre la filosofía y el derecho.
En octubre de 2012 le conceden Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.