Alaa Salah es un símbolo de la presencia femenina en las manifestaciones que desde hace meses piden la renuncia del presidente Omar al Bashir
Una joven sudanesa, vestida de blanco, de pie sobre el techo de un auto, arengando a una multitud delante del cuartel general de las Fuerzas Armadas en Jartum. La imagen se multiplicó rápidamente en las redes sociales, lo que reafirmó el papel clave de las mujeres en estas protestas contra el gobierno sudanés.
«Las mujeres sudanesas siempre participaron en las revoluciones de este país», explicó Alaa Salah a AFP luego de que un video la mostrara cantando y llamando a luchar contra el poder del presidente Omar al Bashir, delante de la sede de los militares en Jartum, mientras una multitud de pantallas encendidas se mueven al ritmo de su arenga.
Vestida de blanco, con aretes redondos dorados que reflejan las luces de una marea de celulares a su alrededor, Alaa Salah se convirtió en unos días en el máximo ícono de las protestas en Sudán.
Por su silueta y su vestimenta se la apodó «Kandaka», o «la reina nubia», en alusión a los soberanos que marcaron la historia de la región en la Antigüedad.
Según esta estudiante de arquitectura e ingeniera de la Universidad Internacional de Sudán en Jartum, la historia de su país está marcada por las reinas influyentes. «Esto forma parte de nuestra herencia», dice.
Su reciente notoriedad la llevó a crear su cuenta Twitter en la que escribe que subió «al techo de un auto para hablar al pueblo, condenar el racismo y el tribalismo bajo todas sus formas».
«Quería hablar en nombre de la juventud», precisó en un tuit. «El combate para un Sudán democrático y próspero continúa».
Desde el sábado, los manifestantes sudaneses acampan delante de la sede de las Fuerzas Armadas en Jartum para pedir apoyo a los militares en esta oposición al presidente Bashir, que dirige el país desde hace 30 años.
Desafiando los disparos de gases lacrimógenos, las mujeres se vienen manifestando desde el principio de las protestas en diciembre y, el pasado miércoles, quinto día delante de la sede militar, estaban muy presentes.
«Las mujeres participan masivamente en tales movimientos, no sólo para combatir por sus derechos, sino para defenderlos de toda la comunidad (…). No hay diferencia entre los dos«, dice Salah.
«Estoy orgullosa de participar en esta revolución y espero que alcanzaremos nuestro objetivo», aseguró.
Bashir, de 75 años, se rehúsa a dimitir y decretó el estado de emergencia el 22 de febrero. Según un balance oficial, 49 personas murieron desde que comenzaron las protestas.